Por Italo Flores Silva.
Publicado el 21/09/2021.
Han pasado ya dos años desde que inició la pandemia, por el covid- 19, y los cambios se hicieron sentir de inmediato, dejamos de salir a la calle, la economía se paralizó, perdimos amigos y familiares, y quizás aún, no han terminado de suceder los cambios.
La forma en que estudiamos también tuvo que cambiar, o adaptarse al menos, porque para bien o para mal, esta revolución tecnológica ya nos estaba pisando los talones hace mucho tiempo, y es que a principios de los 40’s comenzó la cuenta regresiva para los grandes cambios cibernéticos que sentarían las bases de las futuras sociedades.
La pandemia solo fue el último impulso para virar hacia la educación virtual de manera formal, colegios, institutos, universidades, etc, han tenido que reformular la manera en que se enseñaba hasta ese entonces. Hemos vivenciado la transición de los salones a las aulas virtuales, de la interacción física a los chats en grupos de whatsapp, de los exámenes en papel a las evaluaciones por classroom, de las clases sentados en una carpeta a iniciar sesión por Google Meet, zoom, etc. Esta transformación casi a la fuerza a tomado desprevenidos a todos los que formamos parte del sistema educativo y por esto que hasta el día de hoy seguimos actualizándonos y caminando en el nuevo sendero de lo virtual con la esperanza de volver a lo presencial de nuevo ¿realmente volverá a ser todo como antes?.
Dicen que todo cambio es para bien, y quizás esta no sea la excepción, tendríamos que preguntarnos qué de bueno nos ha traído consigo esta transformación, podría ser acaso que ahora es más fácil trabajar y estudiar al mismo tiempo o que ya no hay un impedimento espacial o geográfico para asistir a clases, por mencionar algunos aspectos positivos.
La nueva “camada” que se está formando en las aulas virtuales de la ESFAP Mario Urteaga Alvarado, está sembrado los primeros precedentes de este cambio generacional, que hoy en día nos está mostrando una fracción de lo que será el futuro, y lo menciono con el mejor de los ánimos, ya que considero que es un cambio necesario. Estar a la vanguardia de los avances tecnológicos, es y seguirá siendo menester de toda institución educativa, después de todo estamos preparando a los futuros profesionales que ocuparán un lugar en un mundo cada vez más globalizado y cosmopolita.
El impacto de esta migración tecnológica, nos abre la posibilidad de integrarnos a las nuevas necesidades del mercado laboral de las artes plásticas, si bien los recursos y herramientas digitales dentro del arte han generado grandes cambios en la industria de lo visual, no es hasta hace poco que algunas escuelas de formación artística en Perú han ido acoplando a su malla curricular cursos como modelado 3D, ilustración digital, pintura digital, animación, etc. Sin embargo, actualizarnos no significa desplazar lo ya conocido, es más bien, un complemento que nos permitirá diversificar el potencial con el que viene cada estudiante, de tal forma que pueda alcanzar su máximo potencial.